Jefe Supremo de la República y Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y de Nueva Granada, etc.
A los habitantes de la provincia de Caracas.
Un
ejército provisto de artillería y cantidad suficiente de fusiles y
municiones está hoy a mi disposición para libertaros. Vuestros tiranos
serán destruidos, o expelidos del país, y vosotros restituidos a
vuestros derechos, a vuestra patria y a la paz.
La
guerra a muerte que nos han hecho nuestros enemigos cesará por nuestra
parte: perdonaremos a los que se rindan, aunque sean españoles. Los que
sirvan la causa de Venezuela serán considerados como amigos, y empleados
según su mérito y capacidad.
Las tropas
pertenecientes al enemigo que se pasen a nosotros, gozarán de todos los
beneficios que la patria concede a sus bienhechores.
Ningún
español sufrirá la muerte fuera del campo de batalla. Ningún americano
sufrirá el menor perjuicio por haber seguido el partido del rey, o
cometido actos de hostilidad contra sus conciudadanos.
Esa
porción desgraciada de nuestros hermanos que ha gemido bajo las
miserias de la esclavitud ya es libre. La naturaleza, la justicia y la
política piden la emancipación de los esclavos; de aquí en adelante sólo
habrá en Venezuela una clase de hombres, todos serán ciudadanos.
Luego
que tomemos la capital convocaremos el Congreso General de los
representantes del pueblo, y restableceremos el gobierno de la
República. Mientras nosotros marchamos hacia Caracas, el general Mariño a
la cabeza de un cuerpo numeroso de tropas, debe a Cumaná. El general
Piar sostenido por los generales Rojas y Monagas ocupará los Llanos, y
avanzará sobre Barcelona, mientras el general Arismendi con su ejército
victorioso ocupará la Margarita.
Cuartel General de Ocumare, 6 de julio de 1816
No hay comentarios:
Publicar un comentario