martes, 11 de septiembre de 2012

Ideas administrativas del Libertador



Eumenes Fuguet Borregales (*)

“El sistema de gobierno más perfecto, es aquel que  produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.
 Discurso en Angostura- 15 de febrero  de 1819.
La magna gesta por la libertad, unión de naciones y su grandeza infinita, han hecho a Simón Bolívar merecedor del recuerdo, respeto y admiración perdurable. En su corta, pero fructífera vida emancipadora, nuestro “Padre Libertador” concretó grandes y efectivas actividades, demostrando fehacientemente amplia capacidad de trabajo y compromiso consigo mismo, condiciones que le llevaron a materializar su segundo juramento en Monte Sacro, lanzado a los cuatro vientos en la antigua Roma el 15 de agosto de 1805. A Bolívar, lo estudiamos y conocemos como táctico, estratega, líder militar, visionario, comunicador social, analista político, legislador, magistrado, abogado, conservacionista, diplomático, humanista y por antonomasia, Libertador, pero poco sabemos y analizamos sus cualidades como buen administrador de los recursos públicos. Perdida la Primera República, nacida el 5 de julio de 1811, los acontecimientos lo hacen trasladar hacia Curazao el 27 de agosto  de 1812, partiendo luego a Cartagena de Indias, donde el 15 de diciembre, emite su famoso Manifiesto de Cartagena ante los magistrados, donde entre otras consideraciones dirá:
“La disipación de las rentas públicas en objetos frívolos, y perjudiciales, y particularmente en sueldos de infinidad de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legisladores provinciales y federales, dio un golpe mortal a la República, porque le obligó a recurrir al peligroso expediente de establecer el papel moneda sin otra garantía, que la fuerza y las rentas imaginarias de la Confederación.
Concluida la exitosa Campaña Admirable, iniciada en su avanzada hacia Venezuela desde Cúcuta el 14 de mayo de 1813,  llega triunfante a Caracas el 6  de agosto de 1813.  Recibe el honroso título de Libertador el 14 de octubre de ese  año. Ya como máximo líder de la libertad, dicta medidas para controlar los escasos gastos públicos y preservando la renta del tabaco como principal fuente de ingreso del Estado.
El 2 de enero de 1814, ante la Asamblea Popular reunida en la Iglesia de San Francisco, en Caracas, El Libertador inculcaba a los ciudadanos: … “la hacienda nacional no es de quien os gobierna. Todos los depositarios de vuestros intereses deben demostraros el uso que han hecho de ellos”. En la continuación de largas hostilidades que formaron parte de su afanosa búsqueda para lograr la ansiada e inexistente libertad, al volver a Venezuela procedente de Haití, le corresponderá cumplir su compromiso y su palabra con el presidente Petión, el 02 de junio de 1816, al emitir en Carúpano un decreto de “Libertad de los esclavos”, donde considera que estas personas privadas de libertad, no recibían un merecido trato como seres humanos, ya que para los mercaderes y propietarios de haciendas, los esclavos solo representaban un precio como bien económico. Liberada la importante región de Guayana en agosto de 1817, el 3 de septiembre decreta la confiscación de bienes realistas, dando autorización a la exportación de ganado, previo pago de 8 pesos por cabeza.  
En otras acciones para el control de bienes, El Libertador emite severas medidas para evitar que el contrabando de ganado quebrantara o disminuyera la renta pública, dando estímulo a los denunciantes al compensarlos con un pago parcial sobre lo recuperado. En su  conocido mensaje al Congreso de Angostura reunido el 15 de febrero de 1819, nuestro Libertador señala:
“Es el deber de todo ciudadano  vigilar sobre la legítima inversión de las rentas públicas en beneficio de la sociedad”.
Continuando proezas que concretarían la liberación de la Nueva Granada, Bolívar se moviliza hacia la grandeza, al atravesar el Páramo de Pisba el 5 de julio de 1819, acción de heroicidad y estrategia inesperada, que le permite triunfar de forma contundente y sucesiva en Gameza, Pantano de Vargas y finalmente en Boyacá el 7 de agosto, para concretar la libertad neogranadina. En 1819, dicta medidas orientadas para obtener recursos financieros y a su vez, asignar recursos con gran sentido social, para autorizar la fundación de un colegio para niños huérfanos, hijos de mártires de la patria. Ante tal convicción, dijo:
“La educación e instrucción pública son el principio más seguro de la felicidad general y la más sólida base de la libertad de los pueblos”.
El 16 de enero de 1820, en San Juan de Payara, entrega al general de brigada Antonio José de Sucre, 80.000 pesos con el objeto de que el futuro Mariscal, se trasladara hacia la isla de San Thomas para adquirir 4.232 fusiles con sus respectivas bayonetas, papel periódico, pólvora, sables y telas, material necesario para la logística del ejército.  Sembrando para la historia nuevos pensamientos de aplicación infinita, el 17 de agosto de 1820 dijo en Ocaña: “La mejor política es la honradez”.
Hacia el epílogo de la estratégica Campaña de Carabobo, El Libertador se encuentra en Guanare, rumbo a San Carlos, para culminar la concentración previa a la batalla decisiva de Carabobo. Desde Guanare, escribe a Fernando Peñalver, el 24 de mayo: “Para el gobierno, nada será más útil ni más satisfactorio, que corregir los abusos de la administración”. 
Al llegar a Caracas el 29 de junio, el triunfador de Carabobo, sin pérdida de tiempo, designa una comisión de personas honorables y probas que velarían para evitar los fraudes, malversación de fondos y ejercerían control sobre medidas económicas tendentes a mejorar la grave situación económica de la Provincia a causa de la larga lucha emancipadora. En el grupo de medidas destacaron: prohibir la circulación de la moneda de cobre española, confiscar bienes a colaboradores de los realistas, igualmente se dictaron leyes sobre monedas, papel sellado, pesas y medidas.  
Durante la Campaña del Sur, concretada la liberación de Quito el 24 de mayo de 1822  con la triunfante Batalla de Pichincha, “Cima de la libertad”, obra magistral del general Sucre; el Libertador llega a la ciudad de Quito el 16 de junio, donde procede a dictar decretos en beneficio para mejorar la situación financiera. Desde Pativilca-Perú, el 15 de enero de 1823 escribe al general porteño Bartolomé Salom:
“La impunidad de los delitos, hace que estos se cometan con más frecuencia; al fin llega el caso, en que el castigo no basta para reprimirlos”. En Lima, el 30 de octubre de 1823, manifiesta: “…no hay esperanza de justicia, donde no se encuentra ni equidad ni talento para manejar los grandes negocios del que depende la vida del estado”. El 9 de diciembre de 1824, logrado el triunfo en Ayacucho, “Cumbre de la Gloria Americana”, el Libertador dicta medidas, en procura de reducir los gastos y mejorar la economía de los pueblos liberados. Para el cuido de las vicuñas, decreta que el trasquilado se realice únicamente los meses de abril, mayo, junio y julio, como medida de protegerlas durante los períodos de frío.
Para incentivar la procreación, asignó un peso de bonificación por cada animal nacido, y para protegerlas en su desarrollo y crecimiento, el 5 de julio de 1825, prohíbe la cacería de vicuñas.
El 2 de agosto en Pucará-Perú, en relación al arriendo y venta de las minas, indica: “Sobre el gobierno de la República gravita una inmensa deuda, que debe procurar el gobierno por todos los medios en extinguirla”. Desde Chuquisaca-Bolivia, escribe al general Francisco de Paula Santander el 27 de diciembre de 1825: “El que no sabe escribir, ni paga contribución, ni tiene oficio conocido, no es ciudadano”.  El 9 de marzo de 1827, al volver a Caracas, durante los sucesos de La Cosiata, dicta medidas especiales para el buen funcionamiento de las aduanas en Venezuela, exonerando el pago de impuesto a los siguientes rubros: instrumentos de cirugía, agricultura, semillas, libros, imprentas, mapas e impresos. Prohíbe  exportar: caballos, yeguas, mulas, asnos, ganado vacuno y metales en pasta; exonera el pago de impuestos de exportación al café, arroz, maíz y efectos manufacturados en Venezuela.  En Carta escrita desde Bogotá al General José Antonio Páez, el 26 de marzo de 1828, Bolívar resalta la importancia de la honestidad, cuando señala:
“El modo de gobernar bien es el de emplear hombres honrados, aunque sean enemigos...”  En Bogotá el 29 de febrero dijo: “El comercio exterior…una profesión, que únicamente estriba en el crédito y buena fe”. En esa ciudad le informa al Contador General  el 24 de junio de 1828: “La bancarrota, es el colmo de las calamidades que pueden sobrevenir en una nación”.  
En su visión de apoyo a la Insularidad de la Provincia de Margarita, el 6 de agosto de 1829, firma en Guayaquil un Decreto creando el Puerto Libre de Margarita bajo Régimen Especial Tributario en materia de Aduanas. En el marco de su Decreto, El Padre de la Patria estableció que ante penurias propias de la isla, su distancia a los centros de producción de la tierra firme y la escasa producción agrícola: todas las mercaderías, frutos y efectos extranjeros, que no estuviesen prohibidos por las leyes, podían entrar libremente por el Puerto de Pampatar, libres de los derechos de importación establecidos en los demás puertos de la República.
En su elocuente mensaje dirigido al Congreso Admirable reunido en Bogotá el 20 de enero de 1830, reclamó: “La deuda pública es el cáncer de Colombia”. 
Bolívar y la Corrupción.
La lucha contra el flagelo de la corrupción fue una de las mayores preocupaciones del “Padre de la Patria”,  quien consideraba que el único medio de erradicar este flagelo y delito, era mediante la elaboración  y aplicación de severas leyes. En su larga convicción para solventar y castigar la corrupción, durante el recorrido de la Campaña Admirable, el 11 de septiembre de 1813, al sitiar el castillo San Felipe de Puerto Cabello, firma un Decreto contra los defraudadores de la renta del tabaco, el cual era del siguiente tenor: Artículo 1ro. Todo aquel que fuere convenido de haber defraudado los caudales de la Renta Nacional del tabaco, será pasado por las armas  y embargados sus bienes. En otra acción contra el flagelo que carcome sociedades y pueblos, el 12 de enero de 1824, decretaba en Lima: Artículo 1ro. Todo funcionario público a quien se le conviniere en juicio sumario, por haber malversado o tomado para sí los fondos de diez pesos para arriba, queda sujeto a la pena capital. Artículo 2do. Los jueces, a quienes según la ley compete este juicio, que en su caso no procediesen conforme a este decreto, serán condenados a la misma pena. Artículo 3ro. Todo individuo puede acusar a los funcionarios públicos del delito que indica el Artículo 1ro.
 De esta forma podemos notar la convicción de El Libertador  de gobernar a todos, para todos y por el bien de todos, con sana administración. Por su ideología suprema y convicción en la ética, llegó a expresar: “Hombres virtuosos y hombres honrados son de los que me valdré para darle vigor a todos los ramos de la administración públicaEs deber de todo ciudadano vigilar sobre la legítima inversión de las rentas públicas en beneficio de la sociedad. Que se acuse a cuantos cometen faltas y todo se corregirá... Yo seré el primero”.
 Y… en su Última Proclama, dictada en Santa Marta el 10 de diciembre de 1830, un moribundo Bolívar, con una camisa rota y carente de medios efectivos para sufragar penalidades post mortem, sufría las consecuencias de haber entregado sus bienes y su fortuna, en obsequio de la Patria y por el bienestar de América. Y a pesar de haber sido traicionado y de morir, casi en soledad, pudo exteriorizar con toda la gallardía de un prohombre: “Colombianos… mis últimos votos son por la felicidad de la patria”.
  Bolívar abogado
Nuestro libertador cual brillante, se nos presenta en múltiples facetas entre ellas: filósofo, educador, periodista, estadista, estratega, visionario, político, diplomático, escritor, humanista, conservacionista, legislador, Padre de seis naciones y ciudadano ejemplar por antonomasia. Encontramos en él, una faceta para muchos desconocida y poco divulgada, como es la deABOGADO, no “Honoris Causa”; para ello estudiamos que, encontrándose en Lima el 3 de junio de 1825, las dignas autoridades de la Universidad Mayor de San Marcos,  la más antigua  de América, fundada el 12 de mayo de 1551, presidida por  el Rector Miguel Tafur, representantes del gobierno, de los magistrados de la Corte Suprema, de las máximas autoridades de la iglesia, miembros del Colegio de Abogados del Perú,  invitados especiales y público asistente, nuestro Libertador  recibe el título de Abogado Efectivo, no honorífico.
El discurso de otorgamiento estuvo a cargo del docente Joaquín Larriva y Ruiz
Bolívar, contesta en emotivas palabras de agradecimiento lo siguiente:
"Al pisar los umbrales de este santuario de la ciencia, yo me sentí sobrecogido de respeto y de temor, y al verme ya en el seno mismo de los sabios varones de la célebre Universidad de San Marcos, me veo humillado entre hombres envejecidos en las tareas profundas y útiles meditaciones elevadas con tanta justicia, al alto rango que ocupan en el orden científico.  ...desnudo de conocimientos y sin mérito alguno, vuestra bondad me condecora gratuitamente con una distinción que es término y la recompensa de años enteros de estudio continúo...
 ¡Señores...! Yo marcaré para siempre este día tan hermoso de mi vida y no olvidaré jamás que pertenezco a la sabia Academia de San Marcos.....
Yo procuraré acercarme a sus dignos miembros y cuantos momentos me pertenezcan después de llenar los deberes que ha contraído por ahora, los emplearé en hacer esfuerzo para llegar; sino a la cumbre de las ciencias en que vosotros os halláis, al menos en imitaros”.
Esta es pues una nueva faceta en la vida, obra y acción de Bolívar,  con su prolífica prosa dejó para la posteridad unos diez mil documentos, de los cuales siete son reconocidos como los estelares, y de ellos  el máximo es el “Mensaje dirigido al Congreso reunido en Angostura el 15 de febrero de 1819”;  su caudal léxico estimado en 16.000 voces, muy elevado para la época, tomando en cuenta que Shakespeare utilizó 15.000 y Cervantes más de 20.000 voces, según estudio de la conocida filóloga peruana Martha Hidebrandt. 
Los abogados tienen en Bolívar, al Libertador y al colega que los inspira en la aplicación de la justicia con equidad e imparcialidad, recordando sus palabras expresadas el 23 de enero de 1815 en Bogotá:
 "la justicia es la reina de las virtudes ciudadanas, y con ella se sostienen la igualdad y la libertad".
Recordemos que:
 “el lápiz con que se escribe la historia no tiene borrador”.   
                             
 Gral. de Bgda.        

1 comentario:

  1. Necesito ayuda, no encuentro las ideas militares del congreso de angostura

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