Para
el 29 de enero de 1830 ya estaba decidida la separación definitiva de
Venezuela de la Gran Colombia. Consecuente con la posición inicial de
separar a Venezuela y no obedecer más a Bogotá, José Antonio Páez lanza
una proclama, «A los habitantes de la antigua Venezuela», en estos
términos:
«Venezolanos:
Dijisteis en noviembre que queríais separaros del territorio que
formaba la república de Colombia, y vuestra voluntad se ha cumplido. Los
cuatro departamentos en que estaba dividida la antigua Venezuela,
Maturín, Orinoco, Venezuela y Zulia, todos han querido una misma cosa y
todos han mostrado el mismo entusiasmo: no ha habido un solo pueblo
disidente...
Venezolanos:
os he ofrecido sostener vuestro pronunciamiento, y colocado hoy al
frente del ejército, os protesto que ningún poder extraño invadirá
nuestro territorio, que la tranquilidad pública no será turbada, y que
escudaré la representación nacional, para que en plena seguridad fije
vuestros destinos, y principie la obra de vuestra prosperidad...La
libertad ha aparecido como el sol, y su eficacia ha despertado el
patriotismo del pueblo más heroico del Nuevo Mundo. ¡Desgraciados los
que quieran oponérsele, y más desgraciados los que intenten extinguirla!
Sólo encontrarán la muerte».
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