Eumenes Fuguet Borregales
Gral. de Bgda
El 10 de diciembre de 1830 el Libertador encontrándose alojado en la Quinta San Pedro Alejandrino-Santa Marta, procedió en horas de la noche, dictar su voluntad testamentaria ante el escribano público José Catalino Noguera; en su aparte 4ª declara: "Que no poseo otros bienes más que las tierras y minas de Aroa, situadas en la provincia de Carabobo...". Estas minas de cobre se encuentran ubicadas en el valle de San Francisco de Cocorote, municipio Bolívar del estado Yaracuy, descubiertas en 1612 por el conquistador español Alonso Sánchez de Oviedo cuando era Alcalde Ordinario de Barquisimeto. El nombre Aroa proviene del río que pasa en el fértil valle productor de importantes cantidades de cacao, sacado de contrabando durante el proceso colonial por el río hacia la costa y llevado hacia Curazao. Cocorote en dialecto indígena significa "mala suerte"; en 1632 las minas de cobre eran explotadas en beneficio de la corona española. A partir de agosto de 1663 la monarquía las entrega al capitán Francisco Marín de Narváez por cuarenta mil pesos.
Marín no pudo explotarlas y más bien las tenía abandonadas; esa posesión las recibe por herencia su hija Josefa Marín de Narváez, bisabuela del Libertador, casada en 1681 con Pedro de Ponte Andrade, quien a su vez las pasa a su hija Petronila Ponte Marín, abuela de Bolívar, casada con Juan de Bolívar Martínez Villegas, madre de Juan Vicente Bolívar y Ponte, casado con María de la Concepción Palacios; por sucesión las minas las recibe en calidad de mayorazgo su hijo Juan Vicente Bolívar Palacios, quien muere ahogado en julio de 1811, al zozobrar la embarcación San Felipe Neri, cerca de las Bermudas cuando regresaba de Norteamérica, luego de cumplir comisión ordenada por la Junta Suprema de Caracas, nacida el 19 de abril de 1810.
De tal manera que las minas pasan ese año a su hermano Simón José Antonio de la Santísima Trinidad; a partir de esa fecha la extensión es conocida por la historia y tradición como "las minas del Libertador". Muchas correspondencias del "Padre de la Patria" se refieren a esas minas de Aroa. Gracias a las diligencias de María Antonia, le permitieron recibir dinero en 1824 por concepto de arrendamiento a una empresa inglesa, con lo cual pudo ayudar a sus familiares, amigos y soldados con necesidades económicas a consecuencia de la guerra, y disponer algún dinero en beneficio personal. Debido a la muerte de los dos administradores a causa de la fiebre amarilla, la visión del Libertador sobre esas tierras a partir de 1826, era arrendarlas o venderlas, por ser la única propiedad que le quedaba, luego de haber poseído una de las mas grandes fortunas de la época en Venezuela, que incluían casas en Caracas y extensiones de terreno e inmuebles en los fértiles valles de Aragua, Tuy y Barlovento.
María Antonia, la hermana mayor no estaba de acuerdo con la venta de las minas, llegando en ocasiones a obstaculizar las diligencias realizadas por su hermano. En 1830 debido a la situación política reinante en el suelo nativo, el Libertador se vio impedido de ingresar para vender su propiedad; se encontraba sin recursos económicos para irse al exterior y atender su quebrantada salud.
Fallecido el "Padre de la Patria" en Santa Marta el 17 de diciembre de 1830, María Antonia pudo vender las minas en 1832 a la empresa inglesa "The Bolívar Mining Association". Debido a la poca rentabilidad fue traspasada a diferentes empresas todas inglesas, explotadas por más de cien años.
En 1877 se construye el primer tramo para ferrocarril en Venezuela, cubriendo la ruta Aroa- Tucacas, para embarcar el mineral hacia Europa. Es en Aroa donde se instala la primera planta de hielo en el país, y donde ocurre la primera protesta laboral por parte de los obreros encargados de la explotación del mineral.
En 1957 fue adquirida por el Instituto Venezolano de Petroquímica, para utilizar componentes del cobre en la producción de ácido sulfúrico; a los pocos años de explotación cuando la rentabilidad de las minas de cobre era insuficiente, pasaron en 1972 bajo control y custodia de la gobernación del estado Yaracuy, con la misión de salvaguardar y recuperar las viejas instalaciones como Patrimonio Histórico Regional, dándole uso turístico e histórico, mediante la construcción y remodelación de áreas destinadas a los visitantes, deseosos de conocer esta instalación declarada el 19 de agosto de 1977 "Parque Nacional Minas de Aroa", con una extensión de nueve mil hectáreas, con cuatro museos, las antiguas instalaciones utilizadas en la explotación del mineral, la "Casa Blanca" propiedad de la familia Bolívar Palacios, pudiéndose observar el cementerio de los ingleses y el paisaje que ofrece el valle de Cocorote.
Nota publicada en el Diario el Carabobeño
Marín no pudo explotarlas y más bien las tenía abandonadas; esa posesión las recibe por herencia su hija Josefa Marín de Narváez, bisabuela del Libertador, casada en 1681 con Pedro de Ponte Andrade, quien a su vez las pasa a su hija Petronila Ponte Marín, abuela de Bolívar, casada con Juan de Bolívar Martínez Villegas, madre de Juan Vicente Bolívar y Ponte, casado con María de la Concepción Palacios; por sucesión las minas las recibe en calidad de mayorazgo su hijo Juan Vicente Bolívar Palacios, quien muere ahogado en julio de 1811, al zozobrar la embarcación San Felipe Neri, cerca de las Bermudas cuando regresaba de Norteamérica, luego de cumplir comisión ordenada por la Junta Suprema de Caracas, nacida el 19 de abril de 1810.
De tal manera que las minas pasan ese año a su hermano Simón José Antonio de la Santísima Trinidad; a partir de esa fecha la extensión es conocida por la historia y tradición como "las minas del Libertador". Muchas correspondencias del "Padre de la Patria" se refieren a esas minas de Aroa. Gracias a las diligencias de María Antonia, le permitieron recibir dinero en 1824 por concepto de arrendamiento a una empresa inglesa, con lo cual pudo ayudar a sus familiares, amigos y soldados con necesidades económicas a consecuencia de la guerra, y disponer algún dinero en beneficio personal. Debido a la muerte de los dos administradores a causa de la fiebre amarilla, la visión del Libertador sobre esas tierras a partir de 1826, era arrendarlas o venderlas, por ser la única propiedad que le quedaba, luego de haber poseído una de las mas grandes fortunas de la época en Venezuela, que incluían casas en Caracas y extensiones de terreno e inmuebles en los fértiles valles de Aragua, Tuy y Barlovento.
María Antonia, la hermana mayor no estaba de acuerdo con la venta de las minas, llegando en ocasiones a obstaculizar las diligencias realizadas por su hermano. En 1830 debido a la situación política reinante en el suelo nativo, el Libertador se vio impedido de ingresar para vender su propiedad; se encontraba sin recursos económicos para irse al exterior y atender su quebrantada salud.
Fallecido el "Padre de la Patria" en Santa Marta el 17 de diciembre de 1830, María Antonia pudo vender las minas en 1832 a la empresa inglesa "The Bolívar Mining Association". Debido a la poca rentabilidad fue traspasada a diferentes empresas todas inglesas, explotadas por más de cien años.
En 1877 se construye el primer tramo para ferrocarril en Venezuela, cubriendo la ruta Aroa- Tucacas, para embarcar el mineral hacia Europa. Es en Aroa donde se instala la primera planta de hielo en el país, y donde ocurre la primera protesta laboral por parte de los obreros encargados de la explotación del mineral.
En 1957 fue adquirida por el Instituto Venezolano de Petroquímica, para utilizar componentes del cobre en la producción de ácido sulfúrico; a los pocos años de explotación cuando la rentabilidad de las minas de cobre era insuficiente, pasaron en 1972 bajo control y custodia de la gobernación del estado Yaracuy, con la misión de salvaguardar y recuperar las viejas instalaciones como Patrimonio Histórico Regional, dándole uso turístico e histórico, mediante la construcción y remodelación de áreas destinadas a los visitantes, deseosos de conocer esta instalación declarada el 19 de agosto de 1977 "Parque Nacional Minas de Aroa", con una extensión de nueve mil hectáreas, con cuatro museos, las antiguas instalaciones utilizadas en la explotación del mineral, la "Casa Blanca" propiedad de la familia Bolívar Palacios, pudiéndose observar el cementerio de los ingleses y el paisaje que ofrece el valle de Cocorote.
Nota publicada en el Diario el Carabobeño
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